Este atípico 2020, encontró a nuestra escritora cumpliendo años. Y, lejos de lamentar las distancias, abrazó a sus seres queridos aprovechando las herramientas de la tecnología. 

Una cálida reunión remota… Recuerdos y anécdotas inolvidables… Un atípico cumpleaños… Y unas palabras de agradecimiento que compartiremos aquí:

 

ESTOS SETENTAiPICO QUE SE ME OLVIDAN…

Estoy sentada en el 121, en el asiento de los bobos. Distraída miro hacia la puerta y veo que sube una señora mayor, sujetándose de los manubrios con esfuerzo. Sé que es obligatorio ceder el asiento a los mayores de 60.  Ella me mira y yo estoy a punto de levantarme;  no quiero que me recuerde que es obligatorio, ni que me muestre la cédula para justificar su derecho. No quiero que piense ¡qué maleducada esta chica que no le da el asiento a una señora mayor!

Mayor… que quién ?… De pronto me doy cuenta que hace rato que cumplí los 70 y tal vez esa señora mayor podría ser menor que yo.

Me pienso:  ando sin problema, subo sin agarrarme, hago bicicleta, natación, estoy lúcida y razono bien…  seguro que la señora mayor jamás creería la edad que tengo… Yo tampoco creo la edad que tengo, pero por suerte, me olvido.

Si uno está bien la edad no cuenta; no me doy cuenta. Una anda, como el pizca pizca de los autos, ahora bien,  ahora no. Y si ando mal, bué, veo médico, tomo medicación y todo eso y vuelvo a  olvidarme de la edad.  No volvemos al km cero porque se van acumulando restitos. Una vez volví de un viaje y me agarraron de las orejas para internarme con una  obstrucción bronco- pulmonar.  Supe que era algo de cuidado cuando me dieron el alta.  Pero como ya estaba bien,  ni cuenta que me di.

Por eso a veces provoca extrañeza pensar que pasé la barrera de los 70. Si soy, no pienso. Si estoy bien… no sé qué significan  70ypico!

Las vacaciones pasadas compartí casa con una pareja de ochentones. Ibamos con una amiga que no llegaba a 60, con la cual salíamos, entrábamos, íbamos a ver espectáculos, a cenar fuera! La pareja de ochentones se quedaba mirando Netflix,  se iban a dormir temprano;  él trancaba la puerta, bajaba las cortinas, dejaba las luces prendidas. Yo estaba encantada, salíamos como dos hermanitas a divertirnos mientras mamá y papá se quedaban en casa… era lo lógico. Otra vez me olvidaba que ya había cumplído los 70ypico.

Ya superamos el pánico de cambiar de década.  “No, que no puedo estar cumpliendo 40, alguien como yo, no puede ser”. Pero los cumplimos, el mundo no se vino abajo y nadie –ni siquiera yo– desmayaba si te preguntaban la edad, “Señora de las cuatro décadas” te cantaba Serrat. ¡Míralo ahora!  No anda por ahí cantando y  recogiendo aplausos, está encerradito como todos. Es el beneficio de la pandemia que nos ha igualado a todos.

Si me dejan decirlo, creo que estamos mejor que antes. No tenemos que salir a trabajar en medio de aglomeraciones, nos ruegan que nos quedemos en casa. Y en eso estamos, sentaditos, cuidando la columna, si duele te vas a recostar un ratito, no se te tranca la rodilla , miras TV sin culpa.  Ese es nuestro presente. Solo estamos amenazados por la muerte, pero eso es de siempre, da igual si viene del bicho o de otra circunstancia. Pero eso ya sería  futuro. El futuro es un poco como el Covid, no sabés nada de él. Y de la muerte tampoco. Ya deja de preocuparte por la edad que el límite viene solo.

Alguien contó que su mamá se fastidiaba porque su propia hermana no quería vestirse para salir. ,Y dijo: “Ya no la aguanto: parece una vieja de ochenta años”. La madre tenía 83. La tía 81.  Ni te das cuenta.

También dicen que a los 90 volvés a la adolescencia.

Mi amiga tiene una tía de 92 años en un hogar. Un día de visita, la tía le señala una señora de 90 y le dice.  ¿Ves esa mujer allá en la ventana? Está deprimida! ¿Y sabés porqué está deprimida? Porque no tiene un proyecto, no tiene nada planificado en la vida… (¿Captan el fondo del asunto?)

Esa misma  tía, la del proyecto, un mes más tarde le dice  a mi amiga: ¿Ves ese señor que está allá? (otro de 90 y pico) Es mi novio, queremos alquilarnos un apto más al centro. ¿Tú nos ayudarías económicamente?

Si estás bien, te divertís, la vida fluye, te olvidas de tus setentaypico. La edad no cuenta. Lo que cuenta son tres tesoros intransferibles

  • El primero es nuestra descendencia, esos chiquilines (hijos, nietos, etc,) que nos garantizan la inmortalidad. No abro el tema, por si se ponen a hablar de sus nietos. Y además porque bien o mal, una los lleva puestos.
  • El segundo tesoro es pura subjetividad: te podés amargar por lo que quisiste pero no fuiste o te alegrás porque ahora dispones del tiempodel mundo para planificar tu nueva vida.  Digamoslo de otra manera.  ¿Tengo mucho que perder o tengo todo para ganar? ¡La vida te da otra oportunidad!  ¿No es maravilloso?

Lo que foi, foi.  Ya no uso rímel,  me tatué las cejas y ta. Tampoco tacos altos, sería nefasto  torcerme el pie, caerme, romperme la cadera, ¡qué necesidad!

La sexualidad se volvió aleatoria. Si bien no podemos negar (léase desmentir, mirar para arriba) que sigue vigente, para algunas lo que foi foi y otras no quieren saber nada de hombres. No voy a hablar de ellos, no es necesario ser psicoanalista para saber lo que ya sabemos que hay que saber.  La sexualidad nunca fue el sostén de nuestro narcisismo, el de ellos sí.  Un señor de 80 conoció a una señora de 74. Todo iba bien pero él no quiso seguir con ella. –Porqué? – le preguntaron. – Porque es… ¡vieja!!

Uno se olvida de la edad que tiene, ¿ven?,¿ no es maravilloso?

¿Hemos cambiamos?   Claro, pero transformación no es destrucción. Dicen que hay que RECICLARSE. Es novedoso. Yo, por ejemplo, estoy pensando en dedicarme de ahora en adelante al Stand Up.  Ya me cansé del psicoanálisis, el mundo se recicla,  el lenguaje ya es otro, ahora hablan tan rápido que apenas los entiendo y tampoco escucho bien… Hacer stand up hace que el problema de la escucha lo tengan otros, y que si no entienden las ocurrencias,  que crean que a ellos les falta alguna neurona. Y lo más importante del stand up: ¡la escena termina en un glorioso aplauso!

Jeje, como ven ya estoy practicando con ustedes,  mi franja etaria, mi público soñado! Bueno, ¿qué opinan, me alientan, tengo futuro con el stand up? Para perfeccionarme tengo el resto de mi vida. Y el trabajo no me va a asustar,  todo lo hemos conseguido a fuerza de laburar y laburar, como cualquier proletario del mundo.

El stand up te rejuvenece, te vuelve optimista. “Think positive” te dicen, no te preocupes si te falla la memoria, es normal. (Todavía existe esa expresión!?)  Si te olvidás y la maldita palabra te queda en la punta de la lengua,  esperá un ratito que aparece. Tomemos conciencia, chicas, además, que la arterio-esclerosis, Alzheimar  o como se llame  tiene sus ventajas, constantemente estás conociendo gente nueva, lugares nuevos: nos reciclamos, nos renovamos todo el tiempo. La energía con la que nacemos no se pierde.  Es como ese reflejo que te hace saltar del asiento cuando ves subir al ómnibus a una señora mayor.

  • Y el tercer tesoro que disfrutamos, ya lo saben, son las amigas. Siempre pensé que la amistad es la verdadera fortuna. Es intransferible. Es un bien que te llega tan sólo porque eres querible para alguien. Las amigas no se regalan ni se heredan, se…dan. De la amistad se habla mucho, demasiado, pero ¿de qué se trata? No hay palabra que defina la amistad, porque no es UNA sola, ni es para todos igual. Pero sabemos que es pura sensación, puro sentimiento. Yo diría que es un espejo confiable donde puedes mirarte.

Festejemos, porque ella se inscribe todo el tiempo en un viejo mito: el de un eterno reencuentro.

Este era mi proyecto para hoy, ser parte de esta cofradía.

Ahora brindemos juntos para que nunca falten nuevos proyectos.

                                                           Diciembre 9, 2020